No somos un Mercado más. Te contamos por qué.

Un poco de historia

En los años 20 del siglo pasado, la Argentina era un país que crecía fuertemente en base a la exportación de carnes y cereales y atraía miles de inmigrantes europeos que abandonaban sus países buscando mejores condiciones de vida y de trabajo en un país nuevo que se integraba plenamente a la economía internacional. La ciudad de Santa Fe ubicada en el corazón del territorio agrícola, sobre el río Paraná, reflejaba las transformaciones originadas en ese desarrollo. La pequeña aldea con reminiscencias hispánicas se convertía en una capital cosmopolita que se afirmaba como centro político y comercial de toda la región.

El puerto de ultramar y las estaciones ferroviarias se convirtieron en puntos de concentración donde llegaban las mercaderías y los pasajeros de las nuevas colonias de la “pampa gringa”. El optimismo en el progreso indefinido influía en la clase dirigente e incorporaba nuevas costumbres asociadas al consumo. En este contexto las antiguas formas comerciales fueron quedando desactualizadas ante el crecimiento y la bonanza económica.

Para abastecer de alimentos a esa creciente población y siguiendo las tradiciones de sus países de origen se construyeron en la ciudad los mercados municipales. Italianos, españoles, árabes y judíos encontraron allí los productos originarios de su tierra. Se mezclaron olores y sabores criollos con los que venían de Europa y más allá.
El Mercado se convirtió así en el lugar simbólico donde nació una sociedad multicultural e igualitaria.

El Mercado Norte, se llamó así dado que al momento de su construcción esta zona conformaba el borde norte de la ciudad, el barrio nuevo. Existían además otros mercados municipales, como el Central y el Sur, en el casco histórico de la vieja ciudad.

La construcción del edificio, que seguía las normas de mercados europeos, finalizó en 1929 e inmediatamente se habilitaron 87 puestos. Estaba dividido en tres sectores, en el centro carnes de vaca y cerdo, alrededor de ellos las verduras y al final del espacio central los pollos. Cuando arrancaba el día, los puestos de carne eran los que empezaban más temprano. No existían heladeras ni cámaras frigoríficas, por lo que el primer trabajo era picar el hielo para conservar la carne. Las reses se vendían y consumían en el día. Los proveedores llegaban en carros y en viejos tranvías a caballo.

El siglo avanzó. El crecimiento de la ciudad se detuvo. Los inmigrantes se asimilaron. Las costumbres alimenticias cambiaron. Los autoservicios y supermercados comenzaron a abastecer a familias cada vez menos numerosas, con mujeres y hombres sin tiempo para la compra diaria. Los autos remplazaron al tranvía.

El final de esta historia del Mercado Norte es previsible y conocido: envejecimiento de su edificio y de sus comerciantes, abandono del estado municipal, competencia desigual en horarios, higiene y comodidades con respecto a los formatos más modernos; inexorablemente marchó hacia su cierre definitivo en 2007.

La Reapertura

Pero las ciudades no se resignan sólo a perder lo que tenían, las sociedades se resisten a ser sólo un recuerdo de lo que eran. Algunos sueñan con recuperar, con volver a tener. Recuperar lugares de encuentro, volver a tener tiempo para establecer vínculos, donde la compra y la venta sean una oportunidad de encontrarse con los parecidos, pero también con los diferentes.

Este sueño se concretó en la reapertura del Mercado que la Municipalidad de Santa Fe alentó e incluyó en su programa de gobierno.

El nuevo modelo de Mercado desarrollado, busca adaptar la propuesta a la realidad argentina del siglo XXI. El formato de “mercado municipal” integra a sectores de buena capacidad de consumo con pequeños comerciantes tradicionales que necesitan de la asociación y profesionalización, inducida por el estado municipal, para competir en mejores condiciones.

El Mercado se transforma así nuevamente, en una formidable herramienta de cohesión social, como lo fue en el siglo pasado.

El Concejo Municipal estableció los puntos que rigen al Ente Autárquico Municipal del Mercado Norte, conformado con el fin de administrar los puestos y locales comerciales que funcionarán en el interior del recuperado edificio. Entre sus tareas, debe garantizar la seguridad alimentaria, calidad y continuidad, preservando el medio ambiente y promover la aplicación de innovaciones en la gestión del comercio minorista.

El Ente Autárquico Municipal del Mercado Norte actualmente es dirigido por el Ing. Sergio Buchara.